martes, abril 01, 2008

Tan simple como complicado, así es el ser humano.

No se puede comprender nuestra conducta leyendola de izquierda a derecha, sino de derecha a izquierda. Es decir, no se explica ateniendose a lo real existente o a lo real passado, a lo ya escrito, sino que hay que atender a lo irreal futuro, a lo que esta por escribir.

Pero, ¿como atender a lo que todavia no está cuando a lo que está es complicado ponerle un nombre?

Aunque... ¿porqué esa mania nuestra de ponerle un nombre a todo...? Si de verdad las cosas más bonitas són difíciles de describir.

Parece que eso nos dé placer, es como una gran satisfacción que nos da poder el hecho de divagar sobre un sentimiento fugaz, etéreo y variable.

Una emoción que envuelta en denominaciones erroneas nos llevará a la confusión y al dramatismo.

Preocupandonos por nuestras palabras más que por nuestros pensamientos.

No hay comentarios: