sábado, septiembre 22, 2007

escribo


26 junio

Y de pronto me entra el afan de escribir, de deshacerme de todo aquello que me duele y que no puedo expressar con palabras ni con gestos, ni siquiera con miradas desesperadas de comprension. Pero entonces me pregunto si segun qué cosas merecen tener un espacio entre mis escritos y me doy cuenta de que no, de que pase lo que pase, cuando uno se enfrenta a la muerte de un ser querido todo lo demas pierde importancia. Hasta el punto de hacerse insignificante y despreciable por los remordimientos que uno tiene al pensar que perdio el tiempo derramando lagrimas por una nimiedad de tal magnitud. Y si, el tema es ese. Una llamada, se te hiela la sangre, una lagrima te resbala por la mejilla derecha mientras miras a la gente como sigue sus pasos, inmune a la noticia que acabas de recibir... entonces te encierras en la habitacion, te derrumbas, lloras gritas, maldices todo aquello capaz de maldecirse y te hundes en un profundo sueño. Al dia siguiente tendras que levantarte a las 8 de la mañana e irte a trabajar. Nada ha cambiado para nadie, unicamente para ti, pero... ¿quien eres tu en un mundo tan grande?

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